30 March 2011
La Fuerza de Nuestra Fe
-La ciencia y la fe no son enemigas. La ciencia es demasiado joven para entenderlo-
Dan Brown. Angeles y Demonios.
Muchas veces he tenido que sentarme a hablar con gente que no comparte nuestra fe. Para ser honestos, ese tipo de discusiones las disfruto bastante porque me ayudan tanto a comprobar la veracidad del evangelio a contraluz de infinidad de argumentos como para hallar las deficiencias de mi credo, y entonces ir al Libro Sagrado en busca de las respuestas.
El Libro Sagrado dice de sí mismo que es irrefutable. Como científico social, me corresponde hallar las debilidades de la doctrina y sus incongruencias. Como cristiano, creo en la irrefutabilidad de La Palabra, y lucho constantemente por vencer mis propios argumentos científicos. Esta dinámica interna, más que volverme loco, me apasiona demasiado. Es un continuo descubrir la validez de nuestra fe y una constante legitimación de la doctrina en correspondencia a la falsabilidad, diría Popper. Es precisamente ante el debate, la lucha y la confrontación del conocimiento donde la teoría se hace fuerte: peleando y venciendo. Hace cientos y miles de años que la gente lucha contra nuestra fe, y seguimos creyendo. Es esto lo que hace grande al evangelio: sentarse a debatir siempre, y continuar invicto.
Para ser honestos, hay de conversaciones a conversaciones. Algunas las he tenido incluso con muchos de ustedes, y vaya que sacamos provecho. Varias otras, son cansadas e impotentes, sobre todo cuando el interlocutor es el Nowhere Man (He only see what he wants to see) de los Beatles. Nada peor que hablar con un fundamentalista (que se supone que somos nosotros) que no está dispuesto a cambiar de opinión, incluso viendo argumentos que lo venzan en coherencia lógica. Esta gente, no contenta de ser vencida en sus evidencias, se rebaja a lo patético al cambiar de aquí para allá en la metodología del debate… En fin, si no todos le creyeron a Jesús, se entiende que tampoco todos nos creerán a nosotros.
Pero es justo en este punto donde quiero enfocarme: en la racionalidad de nuestra fe. Muchas veces los cristianos quedamos como idiotas por una sencilla razón: muchas veces los cristianos SOMOS idiotas. Nos envolvemos en la doctrina que nos enseñan sin abrazar los fundamentos que la hacen fuerte. ¿En lenguaje nuestro? Construimos nuestras casas sobre la arena, y no sobre la roca. Es lamentable, pues el Libro Sagrado es un continuo exhortar de Dios hacia el hombre, pidiendo escudriñar los argumentos de la doctrina, y de esta manera no solo afianzarse en la fe, sino vencer las filosofías externas. A eso se refería Pedro con “venzan al mal con el bien”, o Pablo cuando usó la filosofía griega para predicar en Atenas, o Daniel y sus amigos cuando eran diez veces más instruidos en toda ciencia que los magos y sabios de Babilonia.
¿A dónde voy con todo esto? No nos conformemos con las respuestas sencillas, busquemos los fundamentos, porque ¡ahí están! Pablo se dio cuenta de esto y por eso escribió a la iglesia en Corinto: "Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos”. Y es que hay cosas de Dios que nuestra mente jamás alcanzará a comprender, ¡pero eso no significa que renunciemos a entender del todo! Por el contrario, debemos promover esto que nos hace falta… solemos obedecer mucho el “en parte profetizamos” pero nos olvidamos del “en parte conocemos”, y la gente de hoy no se conforma con escuchar profecías, es el momento del conocimiento.
No tengamos miedo de adentrarnos en la filosofía, en la ciencia, en la literatura. ¡Nuestro Dios es Dios incluso de eso! Salgamos de las iglesias, e inundemos las escuelas, las asambleas, las universidades, el gobierno, el arte, el humor… recuperemos eso que hemos perdido. Esa es la única forma de cambiar el mundo, de establecer el Reino de Dios.
No puedo decir que he leído todo, pero procuro leer cuanto puedo, y de entre los clásicos del derecho, la filosofía, la sociología e incluso la ciencia política, lejos de encontrar argumentos que hagan temblar mi fe, ¡encuentro teoría secular que la comprueba! Claro, que para aventurarse a invadir el mundo secular, debemos conocer el nuestro. No puedes refutar argumentos de Grecia y Roma sino conoces al pie de la letra los de Jerusalén. Es aquí donde Dios nos dijo: “mi pueblo perece por falta de conocimiento”. Es por eso que solo dos de cada diez jóvenes creyentes que entran a la universidad continúan siéndolo al terminar: por ignorancia. Pues, al desconocer su doctrina, se dejan llevar por los argumentos del mundo.
Pero tú y yo no. Tú y yo entendemos lo que Pablo decía: “no os conforméis a este siglo, sino que transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”, nosotros comprendemos que si hay preguntas nuevas, hay respuestas nuevas. Todo está en el Libro Sagrado.
Cuando salí de Mérida para venir aquí, no vine para encontrar las respuestas a los problemas de México… vine a encontrar las preguntas, la respuesta siempre ha estado en el Gran Libro.
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Me alegra saber que tienes claro el por que :) Y estoy totalmente de acuerdo contigo!! Nuevamente gracias por escribir !
ReplyDelete:) qué bueno que Dios te creó, así como eres, enojón y flacucho. Qué bueno que nuestras vidas se encontraron. Tú eres como Pablo y yo como Timoteo, y estoy lista para aprender de ti.
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