Las cosas no andan para nada bien. El mundo atraviesa por una de las más grandes crisis de su historia. La violencia, el hambre, la destrucción, los genocidios. Algunas sociedades convulsionan en ciudades capitales contra regímenes autoritarios. Algunos países sufren diarios baños de sangre por guerras intestinas. Miles de personas mueren a diario por causas irrelevantes, mueren en vano, mueren antes de tiempo.
Claro que eso a ti y a mí poco nos importa. La verdad es que nos parece intranscendente porque no son nuestras madres, nuestros hermanos, los que mueren. Nos da igual porque nos hemos acostumbrado a convivir con la tragedia, porque somos apáticos y también, en cierta forma, somos inmunes.
La fluidez de nuestra vida, diría Bauman, nos transforma en seres estoicos, inalterables, inconmovibles. Somos la ataraxia encarnada. Mientras no sean nuestras cabezas las que rueden, tampoco serán nuestros brazos los que se levanten.
He tratado de mantenerme al tanto de lo que pasa en Japón. Hace tan solo unos días, un terremoto de 8.9 grados azotó con furia la isla oriental, provocando no solo tremendas vibraciones sino una ola imparable que penetró las ciudades costeras, destruyendo todo a su paso.
Yo no tengo todas las respuestas. Y es justo ahí, en mi ignorancia, donde decido cerrar la boca. Y es que existen tantas y tantas experiencias de gente idiota hablando desde la nada y con fundamento inexistente. En la ignorancia, existe solo una actitud correcta: formular preguntar. Establecer juicios desde la ignorancia es no solo evidenciar nuestra incapacidad, es manifestar un pleno disfrute de nuestra estupidez.
¿Por qué todo esto? Quisiera decir que es por mera disertación, pero estaría mintiendo. Escribo esto en respuesta a comentarios idiotas de bocas torpes hablando incongruencias. Escribo en defensa de la fe que nos convoca, y el credo que nos mantiene unidos. Escribo en contra de lo que dicen que debería pensar, para contrarrestar las declaraciones que algunos hacen en nombre de Aquel que tiene voz para hablar.
No puedo decir repito, desde mi ignorancia, las razones espirituales del desastre. No siempre se encuentran, y es probable que a veces ni siquiera existan. Solo de algo estoy seguro: la razón no es esa. Tuve el infortunio de cruzarme con una desagradable declaración acerca de lo sucedido en Japón recientemente, alguien decía que la catástrofe era juicio de Dios por ser Japón un país budista. Ante este tipo de comentarios, ¿qué se puede hacer?
Este no es mi punto de vista, no es mi respuesta, es la única opinión que debe prevalecer: El Libro Sagrado.
La multitud cuestionaba a Jesús acerca del asesinato de unos galileos días antes. Él respondió: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos? Os digo que no, más bien, si antes no os arrepentíos, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; antes bien, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Creo que es esto lo que respondería Jesús nuevamente al hombre que dijo tales cosas acerca del terremoto en Japón. Es cierto En Japón hay budistas de la misma manera que en México hay brujos, que en Cuba hay santeros, que en Estados Unidos hay masones. No somos más inocentes que ellos. No tenemos autoridad moral para señalar la tragedia como un juicio de Dios. Yo no diría "Dios tenga misericordia de ellos", diría, más bien, Dios tenga misericordia de nosotros.
bn. la misma pienso que son idiotas esas opiniones.. me es bastante estupido que lleven a lo sagrado esta desgracia. El tsunami es producto de la naturaleza. las plantas radioactivas es producto del ingenio humano.
ReplyDeletePorque comparar budistas con brujos? con santeros?.. nooo asi como en japon hay budistas aqui hay católicos, hay cristianos, hay brujos etc
Gracias por aclarar tanta palabrería sin fundamentos. Gracias por mostrarnos lo que dice EL libro sagrado.
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