"Tú crees que hay un Dios; bien haces; también los demonios creen y tiemblan."
Justo terminaba de hablar con sus discípulos acerca del fin de los tiempos. Habían muchos tabús y rumores al respecto pero su visión, igual que la de Dios, era bastante sencilla:"Permaneced despiertos, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor […] estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis.”
Los discípulos no entendían demasiado, pero decidían obedecerlo. De cualquier forma, obedecer no implica renunciar al razonamiento propio, y Jesús había dejado eso en claro muchas veces. Uno de ellos empezó a relacionar todas las enseñanzas del Maestro: La salvación era un asunto instantáneo, una cuestión de fe. ¿Por qué habría que pasar la vida esperando al fin de los tiempos en obediencia? Es decir, uno puede vivir la vida a su manera y, al final, voltear la vista a aquello que en otro tiempo nos hubiera robado diversiones y aventura. No tenía muchas intenciones de abandonar a Jesús, pero eso no lo hacía dejar de pensar en que esa era una forma sencilla de ganar el cielo.
Jesús había estado en silencio por algún tiempo. Una de esas pausas después de una lección interesante que a todos les hace pensar. Habiendo pasado el tiempo necesario, imaginando sus pensamientos, continuó: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes lo pondrá. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
No hay demasiado por añadir. Una de las cosas más atractivas de Jesús es que sus lecciones son evidentemente sencillas (si algún día escuchas cosas extrañamente complejas al respecto, ponte a dudar, tal vez Él no tiene nada que ver en eso). La cosa es así: “¿Crees en Dios? Felicidades! También los demonios creen, y tiemblan.” Le dice Pablo a la gente de Corinto. No sé trata solo de “creer”, ni de “no ser malo”, se trata de obedecer. ¿Obedecer cuando? Buena pregunta. Obedecer cuando escuches el llamado. Es cierto, quien obedece segundos antes de morir seguramente va al cielo, al mismo lugar que aquel que vivió obedeciendo muchos años. Pero el primero se perdió toda una vida con Jesús.
Es otra cosa que lamento informarte: El cristianismo no se trata de irse al cielo ( =O ), se trata de traer el cielo a la tierra, de cambiar el mundo, de transformación social. El cielo existe si, y es la cereza del pastel, pero no hace falta esperar morir para disfrutar los beneficios de estar en la presencia de Dios.
Hablando con muchas personas suelo escuchar el mismo argumento: Creo en Dios, y creo que tienes razón, después voy a ser cristiano. La verdad me da un poco de risa. Primero porque posponen los beneficios y segundo porque: ¿después cuándo? No sé si sepas, pero Dios no es tonto, y para aquel que piensa “Mi señor tarda en venir” llegará cuando menos se le espere, para juzgarlo como hipócrita. Además, para aquellos que obedecen llegará en el momento oportuno.
20 August 2011
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