07 October 2011




"¡Encontré a uno!" El Inquisidor sostuvo en alto el libro prohibido, mientras llamaba a su asistente. "Traigan al alcalde y a su familia.Alguien en esta casa ha estado estudiando la biblia."

En el siglo XVI, Felipe II envió al duque de Alba a Flandes para aplastar a los protestantes quienes insitían en leer El Libro Sagrado en su propio idioma. Cualquiera que era descubierto estudiando la biblia era colgado en la horca, ahogado, cortado en pedazos, o quemado vivo en la hoguera.

Los inquisidores habían encontrado la biblia mientras registraban la casa del alcaldede Brujas. Uno por uno los miembros de la familia fueron interrogados, pero todos negaron tener conocimiento alguno sobre cómo fue que la biblia llegó a su hogar. Finalmente, interrogaron a Wrunken, la joven sirvienta, quien declaró con valentía: ¡Yo la he estado leyendo!

El alcalde, siendo conocedor de la penalidad por estudiar la biblia, trató de defenderla diciendo: "Oh, no, ella es solo la dueña. En realidad nunca la lee". Pero Wrunken prefirió no ampararse en una mentira: "El libro me pertenece. Lo he estado leyendo, y para mí es más valioso que ninguna otra cosa!

La jovén fue sentenciada a morir sofocada. Abrieron un hueco en la muralla de la ciudad y allí metieron a la joven amarrada; luego volvieron a cerrar la abertura.
El día de su ejecución, mientras permanecía en pie al lado de la muralla, un funcionario intentó disuadirla diciendo: "Eres muy joven y hermosa, ¿vas a morir?" Pero Wrunken respondió: -Mi salvador murió por mí. Yo también puedo morir por Él- Y mientras iban colocando los ladrillos uno encima del otro, se le advertía vez tras vez: "¡Morirás ahí adentro sofocada!" -¡Pasaré a estar con Jesús!- era su respuesta.

Por fin terminaron de cerrar el hueco en la muralla, excepto por un solo ladrillo que cubriría su rostro. Por última vez el funcionario intentó persuadirla: "arrepiéntete, tan solo di la palabra y saldrás libre!" Pero Wrunken rehusó, y en vez dijo: -Oh, Señor, perdona a mis verdugos-.

El ladrillo fue colocado en su lugar. Años más tarde, sus huesos fueron retirados de la muralla y enterrados en el cemento de Brujas.


Me hubiera gustado tener que inventar esta historia para ejemplificar lo que hoy trato de enseñar. Lamentablemente, el caso de Wrunken es real, sucedió en Roneses, Flandes; en el año 1500. Wrunken no fue la primera ni la última victima de la persecusión a causa de la fe. Miles de asesinatos ocurren cada año, hoy día, cuya única justificante es ser cristiano.*

¿qué es lo que fortaleció a Wrunken durante su martirio? ¿Por qué ni ella ni tantos otros cientos de miles han negado su fe? La respuesta es simple. Quizás, podrías pensar, estos mártires son gente santa, única, especial que decide sacrificar todo cuanto tiene y puede llegar a tener, por el evangelio.Tienes razón, pero existe un motivo más allá.

Es esa misma fuerza, la que hizo a Wrunken resistir y ver la muerte a los ojos, la que nos impulsa a miles de millones a vivir diariamente con apego a la justicia, la integridad y la santidad. No todos nos enfrentamos a la muerte, pero todos topamos siempre con injusticias, crimen, violencia y corrupción. Cada día se nos presentan oportunidades de elegir entre el bien y el mal. Y es esa misma, la que estuvo con Wrunken, la que está con nosotros.

Aquellos que decidimos seguir a Cristo no sacrificamos nada valioso. Es verdad, muchas veces hacer lo correcto tiene un precio, desde una mala cara hasta la vida, el mundo suele cobrar los actos justos. Pero ni aquellos que dan la vida, ni nosotros que pagamos excesivas multas en vez de dar mordida perdemos nada. Nada.

No renunciamos a lo mejor de esta vida. No nos perdemos de diversión y alegría. No somos menos felices por no hacer lo que todo el mundo hace. Al contrario. Si actuamos con justicia e integridad es por que hemos encontrado cosas más grandes, más valiosas. Jesús dijo: "El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo". Es esto lo que impulsó a Wrunken, lo que nos impulsa a nosotros. Entendemos que no sacrificamos nada, al contrario, gozosos vamos y vendemos todo lo que tenemos, a cambio de el tesoro que hemos encontrado.



*Puedes revisar estos casos a través de Organizaciones Civiles que trabajan por defender los derechos humanos de los creyentes:
-http://www.facebook.com/persecuted
-www.persecution.com

1 comment:

  1. "El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo" me gustó mucho esta frase :)
    Y si, de hecho siempre dices esto!! jaja

    ReplyDelete