12 April 2010

En medio de la corrupción: La Justicia

Samuel abrió al nacer la matriz de una mujer estéril, Ana. Por mucho tiempo Ana rogó al cielo un hijo, Samuel fue la respuesta a ese clamor.
En señal de agradecimiento, Ana decidió poner a Samuel al servicio del Sacerdote Elí apenas destetara. Cumplido el tiempo, Ana trajo a Samuel delante de Elí.


En el templo ministraban Elí y sus hijos. Mientras, el pequeño Samuel observaba y aprendía todo cuanto podía. No tardó mucho tiempo en descubrir la impiedad de los hijos de Elí, quienes menos preciaban las ofrendas del pueblo al Padre de las Luces. Sin embargo, el joven Samuel crecía delante de La Verdad, y era aceptó delante de Él y delante de los hombres, actuando siempre en integridad y en justicia, a pesar de habitar junto a tan grandes ladrones.

La corrupción y la maldad de los hijos de Elí habían llegado al límite. Robaban gran parte de las ofrendas que el pueblo traía al templo, sin entender que no era a la gente a quien robaban, sino al Dios Justo. El Padre de las Luces había resuelto hacerlos morir.

Elí desatendía la perversidad y la traición de sus hijos, por lo tanto era también culpable. El Dios Justo se dirigió a él: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente, mas ahora nunca tal yo haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma, y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él.

Llegó destrucción y castigo a la casa de Elí. Sus hijos murieron y él perdió la vista. Pero Samuel seguía creciendo, el Dios Justo estaba con él, y no dejo caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Dios.



Te sorprendería saber la semejanza que tiene esto con la realidad. Han pasado miles de años, la respuesta ha estado escrita siempre, pero no te has atrevido a descubrirla. El Libro Sagrado permanece en los estantes, gritando las soluciones, cada vez más lleno de polvo.

Hoy en día, los sacerdotes también roban parte de la ofrenda, también piensan que roban al pueblo y no a La Justicia. Puedes cambiar los títulos, los sustantivos, pero el trama es el mismo, desde hace miles de años. Sustituye ofrenda por impuestos, hijos de Elí por políticos, y lo más importante, elige quien será sustituido por tu nombre: Elí, el que hace caso omiso de la injusticia o Samuel, el que se levanta en integridad para resolver el problema.

Quieras o no, eres parte de la historia. Lo sepas o no, tu historia está escrita en el Libro Sagrado. Puedes empezar a descubrirla, o dejar que se empolve aún más. Mientras tanto, te enteras hoy de tu papel en esta historia.

Decide ya si serás un Samuel justo, integro y honrado, que a pesar de ver la tranza y la injusticia permanece fiel a la Ley de los ancestros y a La Justicia; o un Elí, que sucumbe ante “el que no tranza no avanza”, que permanece inmóvil mientras en daño no sea directo en su contra.

Lo que sea que planees escoger, hazlo pronto. Porque el Padre de las Luces se suscitará sacerdotes fieles, que hagan conforme a su corazón y su alma…

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